El nervio interóseo posterior puede ser el culpable oculto de ese dolor persistente cerca del codo
Cada vez más pacientes acuden a consulta con un diagnóstico de “codo de tenista” que no termina de mejorar. Tras semanas o meses de tratamiento convencional, los síntomas persisten. El dolor en la parte externa o anterior del antebrazo, cerca del codo, puede parecer simple epicondilitis, pero en muchos casos hay algo más profundo: una neuropatía del nervio interóseo posterior. Esta afección es frecuente, pasa desapercibida y, si no se detecta a tiempo, puede cronificarse. El reto está en diferenciar ambas entidades y tratarlas como lo que son: problemas distintos que a menudo coexisten.
¿Qué es el nervio interóseo posterior?
Es una rama exclusivamente motora del nervio radial. Recorre el túnel radial, entre los fascículos del músculo supinador, y se encarga de activar los músculos extensores de la muñeca, los dedos y el pulgar. Si se comprime o inflama, no genera hormigueos (no es sensitivo), pero sí dolor profundo y debilidad.
¿Epicondilitis o neuropatía? Cómo distinguirlas
Epicondilitis lateral (clásico “codo de tenista”)
- Dolor en el epicóndilo lateral
- Aumenta al extender la muñeca contra resistencia
- Sensibilidad al tacto sobre el tendón extensor
Neuropatía del interóseo posterior
- Dolor más difuso y profundo, sin puntos dolorosos claros
- Déficit de fuerza al extender dedos o levantar la muñeca
- No hay alteraciones sensoriales típicas
- Puede irradiar hacia la mano sin causa aparente
“Muchos pacientes con dolor de codo no mejoran porque tratamos el tendón… pero ignoramos el nervio”, comenta el Dr. Miguel García Bellón, experto en dolor y técnicas neurofisiológicas.
Diagnóstico: más allá de lo evidente
Exploración clínica cuidadosa
- Evalúa fuerza de extensores de muñeca y dedos
- Test de presión sobre el canal radial
- Movimientos provocativos específicos
Electromiografía (EMG)
- Imprescindible si se sospecha neuropatía
- Detecta lesiones motoras, fibrilaciones y denervación
- Permite descartar afectaciones cervicales (C7-C8)
Ecografía musculoesquelética
- Visualiza el tendón común de los extensores
- Muestra el paso del nervio interóseo posterior por el túnel radial
- Útil para guiar infiltraciones con precisión
Tratamiento según el diagnóstico
Si es epicondilitis:
- Infiltración ecoguiada con corticoide y anestésico (efecto rápido)
- PRP si hay degeneración crónica
- Citoquinas para efecto antiinflamatorio y regenerativo
- Ejercicios excéntricos y fisioterapia funcional
- Ondas de choque, en casos seleccionados
Si hay neuropatía del interóseo posterior:
- Reposo y corrección de gestos repetitivos
- Infiltración perineural ecoguiada (corticoide o PRP)
- Cirugía descompresiva, en casos avanzados o con déficit motor significativo
- Rehabilitación específica motora, con seguimiento neurofisiológico
¿Y si son las dos a la vez?
No es una rareza: es lo más frecuente. La inflamación tendinosa puede generar tensión que afecta al nervio, y una neuropatía leve puede provocar sobrecarga muscular secundaria. Por eso es clave una evaluación global. No sirve tratar solo el tendón si el nervio está afectado, ni viceversa.
El dolor persistente en la cara anterior o lateral del antebrazo no siempre es una simple tendinitis. Cuando hay debilidad, irradiación o falta de respuesta a los tratamientos estándar, hay que pensar en una neuropatía del nervio interóseo posterior. El diagnóstico preciso mediante EMG y ecografía es fundamental para evitar tratamientos ineficaces y resolver de raíz el problema.
¿Tienes dolor en el codo o antebrazo que no mejora?
Escríbenos y valoraremos si el problema es tendinoso, neurológico… o ambos. La clave está en un diagnóstico experto.