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Pubalgia: cuando el pubis duele y nadie acierta diagnóstico

28 abril 2025

El dolor en el pubis es más común de lo que crees. No siempre es pubalgia. Diagnóstico correcto y ecografía son clave para tratarlo bien.

El dolor púbico no es exclusivo de deportistas: afecta a más personas de las que imaginas y tiene múltiples causas posibles

Cada semana, más personas acuden a consulta por un dolor que les limita al caminar, girar o simplemente sentarse: el dolor en la zona del pubis. Y muchas salen con el mismo diagnóstico genérico: «es pubalgia». Pero esta etiqueta, lejos de resolver el problema, lo suele alargar. El dolor púbico puede tener múltiples causas: desde sobrecarga muscular hasta hernias ocultas, pasando por inflamaciones articulares o incluso alteraciones nerviosas. Detectarlo a tiempo y con las herramientas adecuadas marca la diferencia entre una recuperación eficaz y meses de frustración. Aquí te contamos lo que necesitas saber, sin rodeos ni tecnicismos.

¿Qué es la pubalgia?

La pubalgia es un término general que se refiere al dolor localizado en la zona de la sínfisis púbica y estructuras vecinas, como los tendones aductores, los rectos abdominales o los ligamentos de la pelvis. Aunque es frecuente en deportistas, también puede aparecer en personas sedentarias, tras cirugías o por desequilibrios musculares. Es un dolor complejo, que no siempre mejora con reposo ni antiinflamatorios, y puede confundirse con muchas otras patologías. Por eso, identificar exactamente qué estructura está implicada es el paso clave para no cronificar el problema.

No todo dolor en el pubis es pubalgia

Muchos pacientes llegan con un diagnóstico vago tras meses de fisioterapia y reposo. Y el motivo es simple: no se ha hecho un estudio completo. Existen varias causas posibles para un dolor en esta zona, y cada una requiere un enfoque distinto. Estas son las más frecuentes:

  • Tendinopatía del aductor largo
  • Tendinopatía de rectos abdominales
  • Diástasis o microinestabilidad de la sínfisis
  • Osteopatía del pubis (inflamación ósea)
  • Hernia del deportista o hernia incipiente
  • Atrapamiento nervioso (ilioinguinal, genitofemoral)
  • Patología visceral (vejiga, ovarios, próstata)

 

El mapa del dolor puede engañar

Una molestia en la ingle puede tener origen en otra zona completamente distinta. Por eso, no basta con una exploración rápida. Lo ideal es una valoración clínica exhaustiva y una ecografía musculoesquelética dinámica, que permite ver en tiempo real qué ocurre al mover la zona dolorosa.

La ecografía de alta resolución nos permite detectar lo que el ojo no ve: tendones inflamados, articulaciones inestables o hernias que solo se muestran con esfuerzo”, explica el Dr. Miguel García Bellón.

La ecografía lo cambia todo

Esta técnica no solo sirve para diagnosticar con precisión, también es clave en el tratamiento. Gracias a ella se pueden aplicar técnicas como infiltraciones, bloqueos o punciones de forma segura y efectiva.

Con ecografía se pueden identificar:

  • Engrosamiento de tendones
  • Bursitis aductora
  • Diástasis de la sínfisis
  • Calcificaciones
  • Hernias dinámicas

Y lo más importante: permite ver si el tratamiento está funcionando o si hay que ajustar la estrategia.

Tratamientos: del reposo al PRP

No todos los casos se tratan igual. Según la causa, la estrategia puede ir desde fisioterapia hasta técnicas más avanzadas:

1. Tratamiento conservador

  • Reposo relativo, no absoluto

  • Antiinflamatorios solo en fases agudas

  • Ejercicios de core y control de cargas

  • Corrección postural

2. Infiltraciones ecoguiadas

  • Corticoide + anestésico local si hay inflamación

  • PRP para regenerar tejidos lesionados

  • Citoquinas para reducir inflamación persistente

  • Infiltración articular diagnóstica en casos de diástasis

3. Técnicas avanzadas

  • Radiofrecuencia si hay dolor neuropático

  • Cirugía solo en casos seleccionados:

    • Hernia del deportista
    • Diástasis grave
    • Avulsiones tendinosas

El diagnóstico “pubalgia” no basta. No es un punto final, sino el inicio de una investigación clínica más profunda. Con la tecnología adecuada, un buen especialista y un enfoque individualizado, el dolor púbico se puede tratar y resolver. Ignorarlo solo lo hace más complejo.


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